Siempre había creído que todos los virus son malos,
auténticos piratas que infectan y matan las células. Sin embargo, una excelente
revisión en Nature Microbiology nos describe varios ejemplos de virus
buenos. Un caso ya lo hemos comentado aquí en microBIO: el virus de la hepatitis G que mejora la progresión de
pacientes con SIDA.
Existen virus que tiene una relación de simbiosis mutualista con su hospedador, es decir, una relación en la que ambos, el virus y el huésped, se benefician.
Existen virus que tiene una relación de simbiosis mutualista con su hospedador, es decir, una relación en la que ambos, el virus y el huésped, se benefician.
En algunos casos se trata de virus que han estado en relación con su huésped durante mucho tiempo y que incluso son ya parte del propio huésped. Por ejemplo, algunos Polydnavirus de insectos son necesarios para la supervivencia de los huevos de un tipo de avispas que parasitan larvas de otros insectos. Otro ejemplo son los retrovirus endógenos que se encuentran en nuestro genoma, y que pueden llegar a representar más del 8 % del mismo. Su papel en la evolución humana ha sido esencial. Así, la evolución de la placenta en mamíferos probablemente ocurrió después de la incorporación de los retrovirus en el genoma, y en algunos casos estos retrovirus endógenos parecen esenciales para el correcto desarrollo de la placenta. En el caso de las plantas, los pararetrovirus endógenos (que empaquetan ADN en vez de ARN) protegen a la planta del efecto de otros virus.
Como en este último caso, otros ejemplos incluyen virus que atenúa la enfermedad causada por otros virus, son virus que interfieren con varias funciones, como la replicación de virus más patógenos. Por ejemplo, se ha descrito que la infección por citomegalovirus en humanos reduce la superinfección por el VIH, o que el virus de la hepatitis A puede suprimir la infección por el de la hepatitis C. Los virus también pueden proteger de otras infecciones no virales, probablemente al modular el sistema inmune del huésped por estimular la inmunidad innata: algunos virus previenen la diabetes de tipo 1 en ratones, otros tienen capacidad oncolítica y pueden atacar las células cancerosas. En algunos hongos patógenos que infectan plantas, la infección además con un virus puede disminuir o atenuar el efecto patógeno del hongo sobre la planta.
También hay casos de virus que son beneficiosos para su huésped porque son capaces de matar a sus competidores. Algunas bacterias, por ejemplo, llevan en su interior el genoma de virus lisogénicos, por lo que son inmunes a la infección por el virus y pueden matar a sus competidores cuando el virus se activa. En otros casos, las bacterias y también las levaduras pueden llevar virus que producen toxinas que matan a los competidores, mientras que ellas mismas permanecen inmunes (el llamado efecto killer, ya descrito por Pasteur). Y varias bacterias son patógenas porque algunos de sus factores de virulencia están bajo el control o la regulación del genoma de un virus y no de la bacteria. Es el caso de la toxina de la difteria, por ejemplo, que está regulada por un virus que infecta la bacteria Corynebacterium difteria y que le permite colonizar el tracto respiratorio. Obviamente, desde una perspectiva humana este virus no supone ningún beneficio, pero desde el punto de vista de la bacteria sí que es beneficioso para ella.
Otros casos de virus "buenos" son los que pueden ayudar a sus huéspedes a adaptarse a condiciones extremas, lo que les permite sobrevivir en esos casos. Así, algunos virus de plantas pueden conferirle una mayor tolerancia al frio, por ejemplo.
Agradezco a mi colega César Sánchez que al proporcionarme estos y otros ejemplos, nos ha ayudado a comprender que los virus no son todos tan malos como muchos creíamos.
The god viruses: viral
mutualistic symbioses. Roossinck, M. J. 2011. Nature Reviews Microbiology
9: 99-108
doi: 10.1038/nrmicro2491
doi: 10.1038/nrmicro2491