Algunas de las zonas
más inhóspitas del planeta nos recuerdan las imágenes de la superficie de Marte
que envía el Curiosity. En la
fotografía el desierto
de Néguev
(Israel), donde según la tradición bíblica Abraham, Isaac y Jakob cuidaban sus rebaños.
La falta de agua
del desierto no es la única condición desfavorable para la vida. En estas zonas
desérticas además de la aridez, los seres vivos deben defenderse de la luz
solar, de la intensidad de la luz ultravioleta, de las altas y bajas
temperaturas y de sus rápidas fluctuaciones, de los altos índices de
evaporación, de los largos periodos de desecación y, frecuentemente, de los
altos niveles de salinidad. Vamos, que sobrevivir en estos desiertos no es nada
fácil.
A pesar de ello, los investigadores han sido capaces de detectar la presencia de microorganismos que han desarrollado estrategias para colonizar las zonas más inhóspitas del planeta. En estas condiciones, algunos microorganismos han encontrado micro hábitats que les permiten sobrevivir, como los poros o fisuras microscópicas que se encuentran en el interior de las rocas del desierto. Los investigadores han aislado microorganismos no solo de la superficie de las rocas o del espacio entre éstas y el suelo propiamente dicho, sino incluso del interior de las rocas. Hay por tanto microbios que se refugian dentro de las rocas. Esos hábitats les pueden proporcionar la suficiente humedad para poder vivir, les protege de la radiación UV letal, del viento y de los cambios de temperatura y, en muchos casos permite el suficiente paso de luz como para realizar la fotosíntesis. Se han aislado cianobacterias fotosintéticas, como los géneros Chroococcidiopsis y Gloeocapsa, bacterias no fotosintéticas, arqueas, y asociaciones de algas y hongos, como los líquenes. Aunque el agua es esencial para la vida, una muy pequeña cantidad puede ser suficiente para la supervivencia de algunos microorganismos, que pueden obtener vapor de agua de condensación dentro de los espacios que dejan los poros en el interior de las rocas.
A pesar de ello, los investigadores han sido capaces de detectar la presencia de microorganismos que han desarrollado estrategias para colonizar las zonas más inhóspitas del planeta. En estas condiciones, algunos microorganismos han encontrado micro hábitats que les permiten sobrevivir, como los poros o fisuras microscópicas que se encuentran en el interior de las rocas del desierto. Los investigadores han aislado microorganismos no solo de la superficie de las rocas o del espacio entre éstas y el suelo propiamente dicho, sino incluso del interior de las rocas. Hay por tanto microbios que se refugian dentro de las rocas. Esos hábitats les pueden proporcionar la suficiente humedad para poder vivir, les protege de la radiación UV letal, del viento y de los cambios de temperatura y, en muchos casos permite el suficiente paso de luz como para realizar la fotosíntesis. Se han aislado cianobacterias fotosintéticas, como los géneros Chroococcidiopsis y Gloeocapsa, bacterias no fotosintéticas, arqueas, y asociaciones de algas y hongos, como los líquenes. Aunque el agua es esencial para la vida, una muy pequeña cantidad puede ser suficiente para la supervivencia de algunos microorganismos, que pueden obtener vapor de agua de condensación dentro de los espacios que dejan los poros en el interior de las rocas.
En la imagen de la
izquierda se muestra un corte de una roca volcánica del desierto de Atacama en
la que se puede ver una capa de color verde en su interior (flecha), que
corresponde con microorganismos fotosintéticos. En la derecha se muestra una
imagen de microscopia electrónica de barrido de un poro de una de estas rocas:
las estructuras grumosas son microorganismos.
Estos ecosistemas extremadamente áridos son un excelente laboratorio para investigar los límites de la vida en nuestro planeta y las estrategias que emplean los microorganismos para adaptarse a estas condiciones. Además, estos estudios pueden darnos información sobre la historia de la vida no sólo en la Tierra si no también en otros lugares de nuestro sistema solar, como Marte.
Microorganisms in desert rocks: the edge of life on Earth. Wierzchos, J., et al. International Microbiology (2012) 15:173-183 doi: 10.2436/20.1501.01.170
http://www.im.microbios.org/1504/03_Wierzchos.pdf